Había tantas comunidades de pequeños como Ellos podían imaginar y a pesar de habérseles ofrecido los mismos indicios a cada una, había tantas visiones y anhelos que algunas comunidades comenzaron a pensar que otras buscaban lo opuesto e incluso que se les oponían a su propia existencia. Así comenzó la carrera por la supervivencia y por cumplir la meta.Para ello las comunidades habían creado las más variadas herramientas. Sus inconmensurables visiones les permitieron crear múltiples líneas de pensamientos, razonamientos, deducciones y planteos, dogmas y diversas doctrinas, religiones y ciencias. Todo ello apuntando a una única meta… alcanzarlos.
Pero en su afán de conseguirlo, la carrera se tiñó de barbarie. Los pequeños eran jóvenes, vitales y compulsivos. Su visión los superaba pero a toda costa deseaban cumplirla sin importar el costo. Como su sueño era tan desmedido con respecto a sus solitarias existencias llegaron a la única conclusión posible, formar una única y gran comunidad cuyo poder sea tan grande como para alcanzarlos. Pero para unirlas debían poseer herramientas en común o entrelazarlas, pero su vanidad, cualidad heredada de sus creadores, no lo permitiría.
Continúa...

Sus imaginaciones superaban los límites normales y tenían todo un mundo como materia prima para crear. Tenían las intenciones, tenían las ideas, tenían el tiempo y una visión infinita, pero al verlas, sus manos eran demasiado pequeñas para el emprendimiento.
